Las universidades de Estados Unidos se han vuelto el mejor reflejo de la tensión que la guerra en Gaza genera en ese país. Con pancartas con consignas como «Palestina libre» o «detengan el genocidio», centenares de estudiantes se han tomado los campus educativos en protesta por la ofensiva militar israelí en Gaza. También reclaman en contra de lo que consideran la complicidad de Estados Unidos con su tradicional aliado y llaman a boicotear a aquellos que se benefician de esta relación. En esta nota repasamos como se dio el proceso de esta guerra imperialista en la historia.
Historia de una usurpación
Hace 75 años que el Estado de Israel avanza vorazmente en la colonización de Palestina. Viene expandiendo sus fronteras, con ataques por parte de su ejército. La mayor parte del último siglo de Palestina es una historia marcada a sangre y fuego. Luego de la primera guerra mundial se divide el Imperio Otomano y Palestina queda bajo el mandato de Gran Bretaña que, con el apoyo de la Sociedad de Naciones, se compromete a crear allí un “hogar nacional judío”. A partir de esto comienzan a aumentar las olas de inmigración judía a Palestina. Cabe recordar que para el pueblo judío, Palestina sería la “tierra prometida”, según sus fundamentos y creencias religiosas y esto justificaría ocupar este territorio para el Estado de Israel. Pero este problema tiene que ver de fondo, con las invasiones imperialistas, y el interés de las potencias en los recursos estratégicos de Palestina. En 1947 la ONU propone, como reparación por el Holocausto, partir a Palestina en dos Estados: uno judío, con 55% del territorio; y otro árabe, con el resto, excepto el área de Jerusalem y Belén, que serían consideradas zonas internacionalizadas. En 1948, el Estado de Israel comienza a expulsar civiles palestinos a causa de su independencia. Años más tarde en 1967, tras la Guerra de los Seis Días, Israel pasó a ocupar la totalidad de Gaza y Cisjordania, generando un nuevo éxodo de palestinos de aproximadamente medio millón de personas. Esta guerra es el comienzo oficial de una ocupación y colonización a través de los asentamientos ilegales de los territorios palestinos que dura ya más de cincuenta años, pese a todos los acuerdos internacionales y la declaración de ilegalidad de la ocupación por parte del Consejo de Seguridad.
Imperialismo y ubicación estratégica
Este conflicto es parte de otros tantos que existen en el mundo, producto de la disputa por el reparto del mismo y la influencia de las potencias imperialistas en los distintos lugares del globo. Es por eso que, a pesar del creciente reconocimiento de los crímenes que lleva adelante, Israel sigue gozando de impunidad gracias al apoyo de su principal aliado: Estados Unidos. De esa manera, Israel termina siendo una herramienta de la OTAN y del imperialismo norteamericano en medio oriente. Esto es así porque la región representa un punto sumamente estratégico por sus recursos naturales: petróleo, gas, agua dulce, tierras fértiles, uranio; y por sus pasajes marítimos, como el Estrecho de Ormuz y el Golfo de Adén, por donde transitan millones de barriles de crudo por día.
La Franja de Gaza: una cárcel a cielo abierto
Para cumplir con sus objetivos de expansión colonial, el Estado de Israel lleva adelante un terrible genocidio, por medio de bloqueos económicos, limitación de recursos vitales como el agua y la energía, la limitación de la libertad de circulación, la construcción de un muro en Cisjordania y Gaza (ciudades de Palestina), demolición de viviendas, confiscación de tierras, traslados forzosos, y ataques militares. Particularmente en el caso de la Franja de Gaza, sus 2.300.000 habitantes viven en “una cárcel a cielo abierto”. El 38% de la población vive en situación de pobreza. El 54% de los habitantes padece hambre y más del 75% son beneficiarios de ayuda. El 35% de las tierras agrícolas y el 85% de sus aguas de pesca son total o parcialmente inaccesibles debido a las medidas militares israelíes. Cada día se vierten en el mar entre 50 y 80 millones de litros de aguas residuales parcialmente tratadas. Más del 90% del agua del acuífero de Gaza no es potable. Alrededor de un tercio de los artículos de la lista de medicamentos esenciales están agotados.
¿Qué está pasando hoy?
Hoy el conflicto se continúa dando de manera desigual entre una de las potencias militares más importantes del mundo y la población civil de palestina. Sobre la base de la lucha por recuperar su territorio, y contra el exterminio de la invasión Israelí, el gobierno de Gaza (Hamas) lleva a cabo una contraofensiva que desata un nuevo capítulo en la guerra, donde Israel pasa a masacrar brutalmente. Los números dan cuenta de la cruda realidad: en la Franja de Gaza los muertos son mas de 11mil, de los cuales casi cinco mil son niñas y niños. A esto hay que sumarle los miles de heridos y desaparecidos bajo los escombros de casas, escuelas y hospitales, los más de 180 asesinados en Cisjordania y los centenares que han sido encarcelados. Con este estado genocida es con quien Milei quiere alinearse.
¡Autodeterminación de los pueblos!
Desde la JCR reivindicamos el derecho de los pueblos por su autodeterminación, por lo que entendemos que el pueblo de Palestina, tanto en Gaza como en Cisjordania, libra una justa lucha por ese derecho. Por ello reclamamos el fin de la ocupación israelí. Condenamos la ocupación arbitraria e ilegal de los territorios palestinos por parte de Israel y repudiamos el genocidio que llevan adelante y extendemos toda nuestra solidaridad internacional.
Sionismo
El sionismo es un movimiento político con ideas nacionalistas y colonialistas que surgió a fines del siglo XIX y que impulsó el establecimiento en Palestina de un hogar nacional para el pueblo judío. El mismo se fortaleció cuando propuso la creación de Israel, junto con la ONU, con una idea completamente falsa: “una tierra sin pueblo para un pueblo sin tierra”. Pero en realidad vivía y vive un pueblo en esas tierras que es desplazado a sangre y fuego. Los sionistas se convirtieron además en un grupo económico, con gran influencia en los medios de comunicación afines al poder, que ocultan y tergiversan lo que realmente sucede en medio oriente. Disfrazan la invasión y el genocidio, como una lucha contra el “terrorismo”.





