Este si que fue un año. El pueblo viene haciendo un recorrido de luchas que fue enfrentando esta política desde las primeras medidas de ajuste y entrega. Arrancando el año con cacerolazos, las masivas movilizaciones del 8 y el 24 de marzo, y la histórica marcha del 23 de abril en defensa de la educación pública, y dos paros nacionales.
Escribe Carlitos Reinoso.
Aunque tuvo dificultades para lograr todas las metas que se propuso, el gobierno logró ir imponiendo el ajuste. Con la aprobación de la Ley Bases en junio, el gobierno ganó un round, que fue un golpe al campo popular. Se aprobó la Ley que permite la reforma laboral y el saqueo de nuestros recursos naturales, a través de “grandes inversores” extranjeros. En este tiempo, a pesar que Milei prometió ir contra la casta, profundizaron la pobreza, el hambre, la desocupación y destruyeron la pequeña y mediana industria. Mientras, los grandes monopolios y terratenientes del mundo se relamen y festejan los avances que, de la mano del peluca, están consiguiendo en nuestra querida patria. ¡Un verdadero festival para multimillonarios!
Pero la pelea continuó: Con la movilización del 7 de agosto desde San Cayetano a Plaza de Mayo y la marcha contra el hambre en el Chaco, se inició un nuevo round contra la política de hambre y entrega del gobierno. Y continúa la lucha en defensa de la educación pública, con la marcha del 2 de octubre y tomas de las universidades en la pelea por presupuesto.
¿Y la economía, para cuando?
Que si el déficit fiscal, que si las inversiones extranjeras, que si la baja de la inflación. . . ¿Qué tan ciertas son las declaraciones del gobierno? Bueno, por un lado están las mentiras directas: el déficit fiscal ganado a costa del no pago de divisas a empresas prestadoras de servicios (es decir, deuda interna) las inversiones prometidas y recontraprometidas, pero no ejecutadas, como las obras públicas financiadas con inversión privada los aumentos galopantes en impuestos y alquileres, que están desactualizados en el cálculo de inflación.
Por otro lado, las medias verdades: el recorte en el Estado logrado no a costa de los ñoquis y corruptos, sino ajustando en todas las áreas del estado (salud, educación, obras, etc).Los inversores que vienen a rapiñar nuestros recursos, con la promesa de dejarnos el desastre medioambiental gratis a nosotros. La baja del empleo formal de la mano de la baja en la producción industrial.
Y, por último y más importante, el costo de esta política, que se ve en la calle, en la casa, en todas partes (menos en los medios):
-12.8% de reducción interanual en compras de supermercado
+ de 250 mil puestos de trabajos registrados fueron eliminados
+285% de aumento en alquileres y servicios
– 23.1% de salario real para los empleados públicos
Se duplicaron los trabajadores en blanco pobres: 1 de cada 3 empleados en nuestro país no alcanzan a cubrir la canasta básica. Y si nos vamos al trabajador no registrado (es decir, en negro) la realidad es aun mas dura: son mas del 70% quienes quedan por debajo de la linea de pobreza. Para el gobierno es bastante fácil la cuenta: pone la lupa en los 2 o 3 meses que le conviene, expone en los grandes medios su gestión como un “logro” y se va a dormir bien pipon. Mientras, en el crecimiento de los comedores y las ollas populares, en el recrudecimiento de las condiciones de vida y de trabajo y en las dificultades para estudiar y conseguir laburo, se evidencia que esta gestión es un logro para esos pocos que se la llevan en pala: el 10% de la población acumula el 33% de los ingresos, en comparación con el 30,5% del año anterior. 9,1% (petróleo) y 9,8% (gas) aumentó la producción de las petroleras en nuestro país; mas de 100 millones de dólares se embolsó Galperin (dueño de ML) solo en 2023 gracias a los exenciones de impuestos que el Estado Argentino le otorgó (y sigue otorgando), equivalente a + del 10% de sus ganancias totales en ese año. De más está aclarar que ni planteó retirarse de ese regimen de excepción, ni piensa hacerlo: el Estado que quieren destruir es el que beneficia a los pobres, no a los multimillonarios.
Pero. . .¿ y entonces?
¿Y entonces que? ¿Esperamos a ver si mejora? ¿Confiamos en la “lluvia de inversiones”?
Por supuesto . . . ¡Que no! ¿Cómo confiar en un gobierno que detesta a su propio pueblo? ¿Cómo esperar la salvación de los de afuera, los mismos que nos pisan la cabeza con una deuda impagable? Si algo nos ha demostrado nuestra historia, es que la salida, siempre, es luchando. En cada escuela, facultad, barrio y lugar de trabajo, para organizarnos con cada uno de nuestros compañeros y vecinos, aun con los que no están convencidos. En la calle, para ganar más conquistas para el pueblo, y defender las ya conquistadas. Y en la lucha, apostamos por construir una herramienta que pueda dar una respuesta de fondo. Una salida a la crisis que, por una vez, no sea pagándola nosotros. Una herramienta que nos permita dar vuelta la tortilla.
¡Sumate a la lucha por la Revolución! ¡Sumate a la JCR!
