ARGENTINA VUELVE A LA F1

En marzo arrancó la temporada 2025 de la Fórmula 1, la máxima categoría del automovilismo mundial. En Argentina le volvimos a prestar mucha más atención desde el año pasado, cuando nuestro compatriota Franco Colapinto se convirtió en el 26º argentino en correr una carrera de Fórmula 1, y el 8º en sumar puntos para el campeonato manejando el auto #49 de la escudería británica Williams.

Este año, aunque Franco no consiguió una butaca como piloto principal en ninguno de los 20 autos disponibles, firmó contrato como piloto de reserva de la francesa Alpine, por lo que podría volver a manejar si en Alpine deciden hacer un cambio de piloto como hizo Williams el año pasado, cuando Colapinto entró a correr las últimas 6 carreras de la temporada en lugar del yanqui Logan Sargeant, que tuvo muy malos resultados en 2024.
Muchos en nuestro país estábamos esperando un momento como este hace mucho tiempo, ya que desde el 2001 no había argentinos en la F1 (Gastón Mazzacane con Arrows) aunque la Argentina tiene mucha historia en esta categoría. Juan Manuel Fangio fue campeón del mundo 5 veces con 4 equipos distintos, y es considerado uno de los mejores pilotos (para muchos el mejor) de toda la historia del automovilismo, junto a nombres como los del brasileño Ayrton Senna o el belga Gilles Villeneuve. Además de sus 5 títulos, se suma a su grandeza la dificultad que tenía manejar los autos de la década del ’50, con mucha menos tecnología que en la actualidad, con mucha menos seguridad para los pilotos y sin estudio de la aerodinámica, elemento que hoy es casi principal en los F1 actuales.

¿SE PUEDE TENER UN EQUIPO ARGENTINO?
En la actualidad, 9 de las 10 escuderías son europeas y su mayoría tiene la sede en Inglaterra. La restante es la estadounidense Haas, vinculada a una empresa que fabrica maquinaria industrial. En la Fórmula 1, como en otros deportes, también fue avanzando el capital, tomando el control de equipos enteros que antes estaban en manos de fábricas de automóviles. Un ejemplo claro es el de la francesa Renault, que dejó de ser una empresa estatal para ser de capitales privados, y luego de capitales financieros de distintas partes del mundo que poco tienen que ver con la esencia de lo que fue Renault. Así, hoy nos encontramos con equipos que directamente son administrados por empresas, como Red Bull o VISA RB, ambas del monopolio austríaco Red Bull, o la mencionada Haas de EE.UU. Parecido a una SAD, pero con el automovilismo.
Como en el fútbol, esto no siempre fue así, ni es igual en todos los equipos. Hay países que apuestan al deporte con más énfasis, y el automovilismo no es la excepción. La Fórmula 1 es un gran lugar para promocionarse si ganás carreras, y muchas escuderías privadas y estatales apostaron a competir para mejorar su prestigio.
Argentina supo tener un equipo con pilotos argentinos, ingenieros y mecánicos argentinos, autos nacionales… Absolutamente todo hecho en Argentina.


EL TORINO 380W
Durante el primer gobierno de Juan Domingo Perón, la política estatal estuvo marcada por la industrialización del país de manera planificada a partir del estado. Por primera vez, la Argentina empezó a fabricar productos manufacturados en ramas nunca antes vistas, como los electrodomésticos con la SIAM o los buques de ELMA. En la industria automotriz, fue una unión con capitales privados yanquis y con la empresa estatal IAME la que fundó en 1954 Industrias Kaiser Argentina (IKA), la empresa que construyó el primer auto íntegramente nacional en 1958 (el Kaiser Carabela).
En 1966, IKA empieza a fabricar el Torino, un auto con características deportivas para competir con los yanquis Ford Falcon y Chevrolet 400. Rápidamente, el Torino entra en el corazón de los argentinos por ser un auto nuestro, que no tenía nada que envidiarle a ningún automóvil de los que llegaban al país.
En 1969, Juan Manuel Fangio (¡sí, el mismo del que hablamos al principio!) que ya era un gigante en el mundo del automovilismo y en nuestro país, se acercó al ingeniero de la IKA Oreste Berta para llevar al Torino a “la Misión Argentina”. Así se conoció en nuestro país al objetivo de correr la Maratón de la Ruta, una carrera de resistencia en donde los autos corrían durante 84hs seguidas en el circuito más difícil del mundo, en Nürburgring, Alemania. El objetivo de Fangio era demostrar que el Torino era el mejor automóvil del mundo, y con ese objetivo prepararon tres autos para ir a correr, auspiciados por el Automóvil Club Argentino y por capitales nacionales que se sumaron a financiar el proyecto.
El equipo argentino lideró durante 50 de las 84hs de carrera, y finalizó en cuarta posición por delante de potencias como BMW, Porsche, Renault, Alfa Romeo, Ford y Mercedes-Benz. Los propios ingenieros de esta última se acercaron después de carrera a preguntarle a los argentinos qué hacían para que los frenos tengan el rendimiento que tenían. Todo el pueblo argentino estuvo pendiente de esta carrera y festejó el resultado a lo largo y ancho del país. La misión Argentina estaba cumplida, con todo un país que trabajó y acompañó para que así sea.

INDUSTRIA ARGENTINA
Los argentinos demostramos que nuestra industria y nuestro trabajo es muy poderoso y que le puede competir a cualquier país del mundo cuando se crean las condiciones para nuestro desarrollo. Ahora, para eso es necesario que se planifique y se construyan las bases para aprovechar nuestros recursos y nuestro potencial. Todo este camino es contrario al que recorre Javier Milei, que en su discurso del congreso habló de la «mentira del proteccionismo» y denigró la industria nacional.
Los restos de la poderosa industria nacional que supimos construir, después de la dictadura de Videla-Viola que apagó las chimeneas y de la entrega de Menem, hoy son rifados por Milei. Ya privatizó la metalmecánica IMPSA, la única en Latinoamérica con capacidad para construir turbinas hidráulicas y elementos para la industria nuclear. Entregó los Yacimientos Carboníferos de Río Turbio, recurso vital para la producción de energía para alimentar a las fábricas, y quiere seguir con Aerolíneas Argentinas. Mientras tando, FAdeA no produce aviones pero importamos F-16 usados desde Dinamarca. Tandanor y el Astillero Río Santiago no producen barcos, mientras nuestro mar argentino es saqueado por pesqueros chinos, españoles, coreanos y de otros países.
Está a la vista que hay cosas que «el mercado» no regula y a los privados no les interesa desarrollar, porque el hecho de que los argentinos nos ocupemos de nuestros recursos significa que se debilite la injerencia de esos capitales privados en el futuro de nuestro país. Necesitamos cambiar la política estatal y necesitamos derrotar a este gobierno, para avanzar en uno que planifique el desarrollo económico de todo el país, creando los puestos de trabajo necesarios para levantar la Industria Argentina y terminar con el problema del desempleo que cada vez se acentúa más en nuestro país.

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