El legado de Lenin

Hace 100 años, un 24 de enero de 1921, fallecía Vladímir llich Uliánov, más conocido como Lenin. Dirigió la revolución rusa y dejó grandes enseñanzas para la lucha por la liberación de los pueblos oprimidos del mundo. 

Vladímir llich Uliánov nació el 22 de abril de 1870. Fue el cuarto de los seis hijos de llia Uliánov y María Alexandrovna Blank. Rusia estaba gobernada por los zares, una oligarquía que representaba a los terratenientes y la nobleza, que oprimían al conjunto del pueblo. Cuando Ilich era joven, su hermano mayor fue apresado y condenado a muerte por integrar un grupo de jóvenes que intentó acabar con la vida del zar Alejandro III.  Lenin estudió derecho en las Universidades de Kazán y luego en la de San Petersburgo, donde se recibió de abogado en 1892. Cuando daba sus primeros pasos en actividades revolucionarias en la década de 1890, Lenin integró el estudio de las obras de Marx y Engels, con el de la realidad de su país, convencido de la necesidad y posibilidad de una salida revolucionaria para los males de Rusia. En 1895 fue uno de los fundadores de la Unión de Lucha para la Emancipación de la Clase Obrera, pero es detenido junto a otros dirigentes y la organización fue disuelta. Luego de un año en prisión, fue expulsado a Siberia donde pasó tres años. Allí se casó con Nadezhda Krúpskaya, quien luego sería dirigente del partido bolchevique a cargo del sistema educativo soviético durante la construcción del socialismo.

Un partido para la revolución 

Lenin profundizó su trabajo en la construcción de un partido revolucionario y participó en los primeros años del Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia (POSDR). Como expresó en su obra “¿Qué hacer?” polemizó con el “economicismo” planteando la necesidad de un partido político revolucionario, que se proponga la lucha por el poder. Que sea centralizado y clandestino ante el enemigo zarista, que editara y difundiera su propio periódico para coordinar y organizar la acción de todos los grupos revolucionarios rusos. Esto fue en disputa con otro sector, que llevó a la división del POSDR en 1903: por un lado los reformistas, conocidos como mencheviques, y por el otro los revolucionarios, los bolcheviques dirigidos por Lenin.

En 1905, tras una cruel represión a los reclamos populares, con miles de muertos por parte del zarismo, una oleada de luchas sacudió el imperio y obligó al zar a dar concesiones electorales. La Revolución de 1905, si bien fue derrotada, fue una gran enseñanza para los revolucionarios y para el propio Lenin. Allí surgieron los soviets (consejos de delegados de obreros, campesinos y soldados), que tendrían un papel fundamental en la revolución de octubre de 1917.

Guerra y revolución

Lenin estudió el desarrollo del capitalismo y su transformación en imperialismo, en su obra El imperialismo, fase superior del capitalismo. Denunció la disputa interimperialista que llevó a la primera guerra mundial en 1914. La guerra agravó las penurias del pueblo. Miles morían en el frente y el hambre crecía pero también las condiciones para una situación revolucionaria en Rusia, y en febrero de 1917 estalló la revolución que condujo al derrocamiento del zar, y a un gobierno provisional dirigido por sectores de la burguesía. Pero ese gobierno no concedió las reivindicaciones de paz, pan y tierra: no retiró al país de la guerra mundial, no terminó con el hambre, no implantó la jornada de 8 horas y no repartió la tierra a los campesinos. Así se extendió el movimiento de tomas de fábrica con control obrero en las grandes ciudades, las ocupaciones de tierras de los terratenientes y la deserción de los soldados y destacamentos militares del frente de guerra. Lenin junto a otros bolcheviques se puso al frente de la organización del proceso revolucionario que desembocaría en la Revolución de octubre de 1917.

Escribió El Estado y la revolución, donde reivindica la teoría marxista sobre el Estado. Con el triunfo de la revolución se destruyó el viejo Estado y se comenzó la construcción de uno nuevo, dirigido por la clase obrera en alianza con los campesinos. Fue la primer revolución socialista del siglo XX. El pueblo en armas podía decidir sobre su destino, con la más amplia democracia. Así pudieron resolver comida, educación, salud, tierra y vivienda, desarrollo industrial, científico y tecnológico para millones.

Lenin y lo necesario

Lenin murió el 21 de enero de 1924. Pero hasta el último día de su vida continuó su pasión por la revolución y trabajando por la construcción socialista. Sus aportes fueron y son imprescindibles para el desarrollo de las revoluciones. Hoy junto a los aportes de Mao Tse Tung, son una guía para la lucha por una revolución que termine con la dependencia y el latifundio terrateniente. 

Hoy nos dicen que “el socialismo fracasó”. Nos recomiendan que tenemos que aceptar lo “menos peor”, lo “posible” que nos ofrece este sistema capitalista. Pero nosotros luchamos por hacer posible lo necesario enfrentando el ajuste, la entrega y la represión de los gobiernos reaccionarios, defendiendo lo conquistado, luchando por lo que falta y con el legado de Lenin, abrir un camino liberador en Argentina.

“No hay teoría revolucionaria sin práctica revolucionaria y viceversa.”

Lenin

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