Hacer posible lo necesario


El avance de los yanquis en nuestro país gracias a la política del gobierno de Milei reabre nuevos debates sobre cómo sacarnos de encima al imperialismo yanqui y ser un país independiente. Algunos creen que necesitamos la “ayuda” yanqui. Otros con quienes compartimos la lucha contra este gobierno, piensan que para sacar a los yanquis se necesita la “ayuda” china. Detrás de estos debates están las teorías revisionistas, que antes se usaron para embellecer la restauración capitalista en la URSS y ahora se usan con China.

Revisionismo ¿Qué es?

El revisionismo consiste en modificar los principales aportes teóricos de Marx y Lenin. Quienes revisan la teoría marxista-leninista modifican la teoría revolucionaria en aspectos claves relacionados al Estado, la vía de la revolución y el socialismo. Le quitan el filo revolucionario al marxismo, convirtiéndolo en una variante del reformismo burgués. La restauración del capitalismo en la Unión Soviética en 1957 y en China en 1978, fueron sustentadas por teorías revisionistas que hoy tienen influencia.

China: Socialismo… de palabra

Si uno mira a China hoy se mantienen las imágenes de Mao, está el Partido Comunista y se denominan socialistas. Pero tienen más de 800 multimillonarios ¿Cómo puede ser que unos pocos tengan millones? Luego de la muerte de Mao Tse Tung, tomó el poder Deng Xiaoping en 1978 y se realizaron reformas que hicieron que los trabajadores dejaran de tomar decisiones en la producción, se permitió el avance de empresas privadas y la inversión extranjera. En el campo avanzó la propiedad individual, eliminando la propiedad colectiva de la tierra. Se mantuvieron todas las imágenes y símbolos comunistas, pero la realidad del país cambió: dejó de ser socialista y se dio paso a relaciones capitalistas de producción. La Revolución Cultural Proletaria que impulsó el maoísmo en China desde 1966 hasta la muerte de Mao, permitió la construcción socialista e impedir que los sectores revisionistas del Partido (como Deng Xiaoping) tomaran el poder en China.

En Argentina, varios pro-chinos que revisan el marxismo dicen que China es socialista porque está gobernada por el Partido Comunista y porque el Estado interviene en la economía. Pero, en el modo de producción socialista los que tienen el control de los medios de producción son las masas obreras y campesinas. Ese control se ejerce mediante organismos del Estado donde deciden qué y cuánto se produce, en función de las necesidades del pueblo. Esto se hace con la orientación del Partido, pero no es requisito ser del partido para tomar decisiones. Y no, no hay multimillonarios.

La vía pacífica

La toma del poder por parte del pueblo es una cuestión clave para avanzar en la construcción de otro tipo de sociedad. Marx y Lenin hicieron énfasis en que no había otra forma de lograrlo sin la toma violenta del poder y la destrucción del Estado. Desde la Comuna de París, la Revolución Rusa, la China y de Cuba, la toma del poder por parte del pueblo fue mediante revoluciones violentas. Para los países dependientes, la revolución de liberación nacional es una necesidad para asegurar la liberación social. Sin embargo, cuando se restauró el capitalismo en la URSS, el Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS) en su XX Congreso, revisó el marxismo y afirmó que se podía llegar al socialismo de forma pacífica, como la vía electoral y parlamentaria. La consecuencia de este cambio teórico es el abandono de la revolución como estrategia por parte de los partidos comunistas, reemplazándola por lograr espacios en el Estado sin apuntar a la destrucción del mismo. En Argentina, el Partido Comunista tomaba la vía pacífica incluso antes de la restauración en la URSS y luego del XX Congreso del PCUS adhirió totalmente a esta tesis revisionista.

Imperialistas

Con las reformas de Deng surgieron monopolios que hoy controlan el Estado chino con Xi Jinping a la cabeza. Para aumentar sus ganancias e influencia, esos monopolios chinos comenzaron a instalarse en distintos países dependientes como Argentina, realizando obras de infraestructura, inversiones industriales y financieras; comenzaron a disputar con otros países imperialistas por nuevos mercados y territorios en todo el mundo. Así se convirtieron en imperialistas. En nuestro país algunos sectores enamorados de China y que niegan su rol imperialista, promueven “venderle a China lo que necesita”. Esta “salida” nos condena como vendedores de minerales y granos y compradores de tecnología, porque China necesita materias primas y vender lo que fabrica, como pasa con la exportación de soja y la importación de trenes chinos, de celulares, etc. Así se mantiene la dependencia y el latifundio de nuestro país junto con la destrucción de la industria nacional.

Otro argumento que se usa para negar el imperialismo de China es que no invadieron ningún país, ni tienen bases militares en el extranjero, mientras EEUU intervino militarmente en Irán, despliega su flota amenazando a Venezuela y tiene bases en varios continentes. Por más que quieran redefinir al imperialismo para embellecer a China, la realidad es que la guerra es la continuación de la política imperialista por otros medios y no es un rasgo en sí mismo del imperialismo, como indica Lenin. A su vez, China no oculta su poderío militar: realizaron un tremendo desfile de miles de soldados y armamento nuclear a 85 años de la liberación de Japón, tienen una base militar en Yibuti (África) y en Neuquén para “observar el espacio”.

Independientes de toda dominación extranjera

La intervención directa del imperialismo yanqui en nuestro país se agravó desde la llegada de Milei al gobierno. Frenar esta política que favorece el sometimiento a EEUU es una condición indispensable para avanzar en un camino liberador de toda potencia extranjera. Es una necesidad de la lucha popular aprovechar que China es un país interesado en desplazar a los yanquis, pero siendo conscientes que lo hace por sus propios intereses. Por eso, tienen una batería de propaganda política e ideológica donde revisan la teoría revolucionaria para negar su esencia imperialista y favorecer el reemplazo de yanquis por chinos. La revisión de las principales tesis marxistas tiene por objetivo justificar este cambio de dependencia e instalar que la revolución no es posible ni necesaria. Porque para reemplazar una dependencia por otra no se necesita una revolución de liberación.

Desde la fundación del PCR en 1968, venimos peleando contra la dependencia y el latifundio terrateniente. Con la unidad del pueblo es necesario terminar con la política de entrega y ajuste de Milei, y por el camino de las puebladas conquistar otro gobierno que tenga otra política, que recupere lo que hoy tienen las potencias extranjeras: el comercio exterior, puertos, petróleo, minería. Suspendiendo el pago de la deuda externa usuraria y fraudulenta. Un gobierno que cree un millón de chacras en el campo. Esto permitirá destinar recursos para la industria nacional, aumento de salarios, salud y educación. Para tener un país donde el pueblo decida qué se produce, cuánto se produce y cómo se distribuye lo que se produce.

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