En la fábrica de Acindar, días previos al debate en el Congreso sobre la Ley de Bases, se discutió entre los compañeros cómo estas modificaciones perjudicarían a los trabajadores.
Algunos no estaban al tanto de los detalles de la ley y subestimaban su impacto, pero se debatió cómo afectaría nuestros derechos específicos y nuestra capacidad para manifestarnos. Las medidas del gobierno de Milei están en debate como su política con la ley de bases, también en aquellos que lo votaron.
A menudo escuchábamos frases como “a mí no me afecta”, “si es para mejorar, hay que hacerlo” o “se les termina el curro a los sindicalistas”. Encontrar posturas de resistencia y defensa de nuestros derechos, resultaba complicado. Estas ideas estaban influidas por el discurso del gobierno, que presentaban a los «vagos», los «ñoquis» acomodados del estado, y los «planeros» como “el” problema del país, afirmando que la ley resolvería estos problemas.
Dentro de la fábrica se generaron muchos debates. Esto se notó más en las calles, durante esas movilizaciones que realizamos para frenar y enfrentar el avance del gobierno. Lo que más resaltó en esos días de lucha, fue el acercamiento de aquellos compañeros que estaban pocos convencidos. Pero que entendieron que venían por nuestros derechos. Se sumaron desde el primer paro de la CGT, desde las diferentes marchas de la UOM Nacional, apoyando también a otros gremios como los Aceiteros y la gran marcha en defensa por la educación pública.
Poco después de la implementación de la ley, y en parte gracias al proyecto que promovió la baja en la producción debido a la reapertura de importaciones, la fábrica comenzó a actuar en contra de los trabajadores. Este avance de la fábrica y el retroceso que sufrimos, ayudó a que los compañeros se dieran cuenta de cómo estábamos retrocediendo y de que el objetivo del gobierno eran los trabajadores.
Ahora, no podemos realizar bloqueos en las entradas a las fábricas, ya que esto puede resultar en despidos directos. La ley busca individualizar los problemas para debilitar la representación de los delegados y del sindicato, afectando su capacidad de defensa. Intervenir en una máquina en funcionamiento, incluso para evitar la alteración de la producción, puede ser motivo de despido, afectando tanto la operativa como la propiedad privada de la empresa. Además, se han enviado varios telegramas intimidatorios a delegados por estas acciones.
La reinstauración del impuesto a las ganancias para los trabajadores, garantiza que el ajuste lo sigan pagando los trabajadores y el pueblo, mientras que el 54.9% de los argentinos viven en la pobreza. Al mismo tiempo, las grandes empresas continúan acumulando enormes ganancias a costa de trabajadores cada vez más precarizados.
Estos puntos fueron discutidos y debatidos en los comedores con los compañeros, ayudando a comprender cómo la ley limita nuestras posibilidades de negociación paritaria y de defensa de nuestros derechos.
Por esto cada día son más los compañeros y compañeras que se suman a la lucha, a enfrentar en las calles al gobierno de Milei y defender las banderas de la soberanía contra las políticas de entrega de que buscan garantizar el saqueo de la Argentina a costa del hambre, el trabajo, la educación, la salud y los derechos del pueblo argentino.



