THE BOYS

Hace poco terminó la 4ta temporada de The Boys, una serie que le da un giro bastante fresco al ya explotado género de superhéroes. Sin embargo la serie sirve también como un reflejo satírico de la realidad estadounidense y de forma ingeniosa plantea las prácticas más nocivas del sistema capitalista y las falsas contradicciones en el sistema bipartidario yanqui.

Cuando hace unos años se estrenó la serie de The Boys por Prime Video, dio mucho de que hablar. La premisa es atractiva desde un principio: una mirada cínica respecto de los Superhéroes y como serían estos en la vida real. Aquí los superhéroes son patrocinados por la empresa Vought, quien sería una parodia de lo que es Disney hoy en día, el monopolio más grande a nivel global en materia de entretenimiento.

Aquí más que superhéroes, las personas con poderes funcionan más como mascotas empresariales, promocionando todos los productos que puede ofrecer Vought: películas, series, juguetes, comida, etc.

Lo interesante es lo que hay detrás de esta fachada: en realidad esta empresa posee una sustancia llamada compuesto V que es colocada en bebés para que estos desarrollen superpoderes. Así ellos son controlados por Vought y así mantiene su poder sobre este mercado.

Los males del sistema

Hay momentos claves en la serie que nos dan una cruda muestra de lo que pueden hacer las empresas cuando estas adquieren tanto poder.

Por ejemplo, el punto incitador de la serie es cuando Robin, la novia de Hughie, nuestro protagonista, es asesinada por A train (el Flash de esta serie) mientras este estaba intoxicado por consumir compuesto V. Y lejos de ir a Juicio, Vought simplemente ofrece una disculpa pública y un monto de dinero para Hughie. Este suceso refleja el caracter deshumanizado de estas empresas que con todo su poder económico pueden actuar con ese nivel de impunidad. Sin ir más lejos, hace poco Disney fue responsable del fallecimiento de una mujer en uno de sus parques. Sin embargo esta no podía ser llevada a juicio ya que el esposo, al aceptar los términos y condiciones de una suscripción a Disney Plus, aceptaba resolver cualquier disputa con la compañía mediante arbitraje y no en tribunales. Como decía Galeano:
«En la civilización del capitalismo salvaje, el derecho de propiedad es más importante que el derecho a la vida. La gente vale menos que las cosas.»

Capitalizar con las causas sociales

Otra de las prácticas nocivas de Vought es mostrarse para el afuera como a favor de las causas sociales como el feminismo y la inclusión de la comunidad LGBTIQ+. Por ejemplo, en un momento, la empresa quiere cambien el traje de Starlight, otra de las protagonistas de la serie, por otro que evidentemente busca sexualizarla pero dicen que en realidad es «feminista» porque mostraría que no le interesa lo que la gente piensa de su cuerpo. Incluso peor, Vought en un momento reincorpora a The Deep (el «Aquaman») al grupo de The Seven (la liga de la justicia de este mundo) después de expulsarlo tras hacerse público el hecho de que éste había abusado sexualmente de Starlight (más por mantener la imagen de la empresa que por realmente importarle la violencia que sufren las mujeres dentro de Vought)

Por otro lado, en cierto punto, sale a la luz que Queen Maeve (la Wonder Woman) pertenece a la comunidad LGBTIQ+ y Vought busca capitalizar con ella mostrándola como una mujer lesbiana empoderada, cuando en realidad ella es bisexual pero un estudio de mercado demostró que no era lo suficientemente «rentable».

Demás esta decir que una ves que Stormfront, una mujer con poderes eléctricos, no sólo se reveló como una nazi encubierta sino que ataba directamente el origen de Vought y el compuesto V con el partido Nazi, Vought utilizó todo su poder mediático para desligarse del hecho.

El poder político

Vought como muchas empresas busca influir en la política de su país. En cierto punto descubrimos que Vought en secreto le ha estado vendiendo el compuesto V a organizaciones terroristas, todo con el fin de que Estados Unidos se vea obligado a contratar a Vought para que intervenga en su política exterior mandando sus «superhéroes» y evidentemente generando ganancias millonarias en su proceso.

Tampoco es casual que, en año de elecciones en ese país, la 4ta temporada de The Boys sea un reflejo del clima social que se vive y la ultrapolarización. Por un lado, Homelander (el Superman de este mundo y una clara parodia a Donald Trump) y sus seguidores representarian al sector más conservador y al partido republicano, mientras que Starlight y los suyos al sector más progresista y al partido demócrata. Vought, como la mayoría de las empresas, solo apoya al sector de turno que le ofrezca las mejores condiciones para aumentar su poder económico y político.

Conclusiones

Estamos atravesando hoy por hoy momentos turbulentos en la política internacional. Los grandes imperialismos se disputan los recursos del mundo, las grandes empresas intervienen para aumentar su poder y sus influencia y cada día el capital financiero mundial se concentra en menos manos, dando lugar al surgimiento de billonarios megalómanos que actúan con total impunidad frente a sus caprichos. Es en este marco donde series como The Boys cobran relevancia en los debates y la opinión pública, que nos demuestran que más allá de ser una ficción, la realidad que muestran no está tan alejada de la nuestra.

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